20 junio 2006

Vivienda porteña...

Esta mañana venía por la calle Sarmiento y desde la vereda de enfrente ví el local del IVC (Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires).
Muchas veces, viniendo para el trabajo, he visto filas de gente allí. Sabía que daban buenos créditos (sólo piden un 15% del valor de la vivienda en concepto de ahorro previo o seña, en lugar del 30% que suelen pedir los bancos).
Crucé para leer los carteles más de cerca.
En la puerta, varios letreros anuncian: "No quedan más unidades." "La oficina permanecerá cerrada hasta nuevos emprendimientos."
Otro cartel de mayores dimensiones detallaba información sobre los requisitos y porcentajes de financiación.
Mientras leía rápidamente, pues debía llegar a mi trabajo, tuve que cuidarme de no pisar un atado de sábanas, trapos y cartones que estaban en un rincón, puede decirse que "acomodados prolijamente".
Crucé de nuevo la calle.
Pensé en la paradoja de la imagen.
Esos cartones y trapos evidentemente son la "vivienda porteña" de alguien.
La precaria vivienda o "morienda" porteña de alguien que no entiende de tasas de interés a 5 ni a 20 años.
Más información: Vivienda Porteña
Imagen: Brenda Patterson- "Homeless in NYC" Clay Sculpture, Painting, and Computer Art

1 Comments:

At junio 24, 2006 1:51 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hace minutos hablé por teléfono con Pablo, mi hermano, quien vive en Tenerife, España. Me llamó para contarme que ayer señó con dos mil euros una casita frente al mar y que nuestro papá, a quien llamó por teléfono antes que a mi, "casi se infartó" cuando se lo contó. El casi bloqueo cardíaco de mi papá no se debió a la emoción de testimoniar que su hijo progresa, sino al hecho de que mi hermano nos dijo que el Banco todavía no le aprobó el crédito para la compra de la casa (lo que en cualquier parte del mundo significa que si no recibis el crédito y no tenés la plata, perdés la seña).Al preguntarle la razón de haber tomado ese riesgo me dijo que el director del Banco donde había solicitado el crédito le aseguró "de palabra" que se lo darían. Mi hermano emigró hace cinco años (meses antes del colapso de nuestra economía) a la edad de 21 años. Es decir que fue criado "bien argentino" y mamó desde pequeño las argentinadas de este suelo, por lo que no es un pobre e indefenso corderito suelto en este planeta. Cuento esto porque me asombra que exista un lugar en el mundo, sea España u otro lado, donde la palabra siga teniendo validez, brinde confianza y sea pilar de transacciones tan importantes como la de adquirir tu propia casa. Me maravilla saber que hay un pais, por allí, que posibilita a sus nativos y a sus "adoptados" o "añadidos" el fácil acceso a una vivienda digna para no tener que recurrir a un atado de sábanas y cartones "prolijamente" dispuestos a un costado de la vereda.

 

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