01 junio 2006

Barthes: Sobre el éxito, el fracaso y qué es lo que nos anima.

Tengo este texto guardado hace tiempo. No sé qué me dio por releerlo. Y advertí, no sin sorpresa, cuánto se relaciona con lo que tratamos (sobre todo en los comentarios) en posteos anteriores.
FRAGMENTOS DE UN DISCURSO AMOROSO

AFIRMACIÓN. Contra viento y marea, el sujeto afirma al amor como valor.
A despecho de las dificultades de mi historia, a pesar de las desazones, de las deudas, de las desesperaciones, a pesar de las ganas de salir de ella, no dejo de afirmar en mí mismo al amor como valor. Todos los argumentos que los sistemas más diversos emplean para demitificar, limitar, desdibujar, en suma depreciar al amor, yo los escucho, pero me obstino: “Lo sé perfectamente, pero a pesar de todo...”. Remito las devaluaciones del amor a una suerte de moral oscurantista, a un realismo-farsa, contra los cuales levanto lo real del valor: opongo a “todo lo que no va” en el amor, la afirmación de lo que en él vale. Esta testarudez es la protesta de amor: bajo el coro de las “buenas razones” para amar de otro modo, para amar mejor, para amar sin estar enamorado, etc., se hace oír una voz terca que dura un poco más de tiempo: la voz de lo Intratable amoroso.
El mundo somete toda empresa a una alternativa: la del éxito o el fracaso, la de la victoria o la derrota. Protesto desde otra lógica: soy a la vez y contradictoriamente feliz e infeliz: “triunfar” o “fracasar” no tienen para mí más que sentidos contingentes, pasajeros (lo que no impide que mis penas y mis deseos sean violentos); lo que me anima, sorda y obstinadamente, no es táctico: acepto y firmo, desde fuera de lo verdadero y de lo falso, desde fuera de lo exitoso y de lo fracasado; estoy exento de toda finalidad, vivo de acuerdo con el azar (lo prueba que las figuras de mi discurso me vienen como golpes de dados). Enfrentado con la aventura (lo que me ocurre), no salgo de ella ni vencedor ni vencido: soy trágico.
(Se me dice: ese tipo de amor no es viable. Pero ¿cómo evaluar la viabilidad? ¿Por qué lo que es viable es un Bien? ¿Por qué durar es mejor que arder?)


Roland Barthes



8 Comments:

At junio 01, 2006 7:26 p. m., Blogger Fernando said...

A fin de cuentas es siempre eso, ¿no? Vivir, vivir, vivir, sentir el nudo en el cuello, el corazón galopando, vibrar, equivocarse, ser parte de los tableros de la vida que nos impone el resto o que nos imponemos nosotros mismos.
No hay un punto de llegada. ESTE es el punto. Vivir, pasarla bien, pasarla mal. Es el tablero de la existencia. Siempre vienen otras cosas y uno se ubica viviendo, mandándose, sin tener miedo.

Sin estructuras ni instrucciones ni recetarios.

¡Me fui de rosca! Mejor me voy a estudiar músculos, articulaciones y huesos.

Me queda pendiente el libro de Barthes, que ya me deslumbró con sus "Mitologías".

Un beso enorme, Clau!

 
At junio 01, 2006 9:40 p. m., Blogger Claudina said...

Hola Fer! Tanto tiempo!
Eso de los tableros de la vida me hizo recordar de golpe la teoría de Pierre Bourdieu sobre los "campos"... más adelante voy a postear algo sobre esto.
Suerte con los huesos y articulaciones!! Yo, por mi parte, me retiro en breve a leer a Popper y su teoría sobre la objetividad científica. Lo malo: tengo muy pocas ganas de leerlo... pero ¡qué se le va a hacer!
¡Un abrazo!

 
At junio 05, 2006 3:19 p. m., Blogger Alvaro said...

No entiendo lo de Barthes, me resulta confuso. En el último párrafo presenta una dicotomía que no por repetida deja de parecerme falsa. La vida no es arder ni durar sino hacer.

 
At junio 05, 2006 5:46 p. m., Anonymous Anónimo said...

Álvaro, esta vez disiento con vos, éste texto de Barthes me resulta impresionante, conmovedor.
En cuanto al último párrafo no creo que haya una sola forma para la vida, pero el texto que fue publicado en 1977 parece bastante representativo de grupos jóvenes, de la cultura rock. Neil Young incluye en su canción My My, Hey Hey (Out of the Blue) de 1979 un verso que dice ‘It's better to burn out than to fade away’, estrofa que incluye Kurt Cobain en su nota de suicidio (8 de abril de 1994).

 
At junio 06, 2006 9:31 a. m., Blogger Claudina said...

Yo creo que la dicotomía "durar-arder" desaparece si pensamos en el lapso de una vida que no se trunque tempranamente. Y, en ese caso, a lo largo de esa vida, evidentemente habrá alternancia de momentos de gran pasión y ardor con momentos de calma, de tristeza o simplemente de dejar pasar el tiempo, a veces ni siquiera llegando uno a "chamuscarse".
Por lo que creo que, la vida es lo suficientemente compleja como para incluir todo el coctel: durar, arder -aunque no sea posible hacerlo siempre, so riesgo de "quemarse" literalmente-, y hacer -como decía Alvaro-.
Me pareció más que interesante tu aporte, Carlos.
Y para redondear, cito a Eduardo Galeano:

"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende."

Para ser coherente con mi "teoría" (¡qué pretensiosa, la piba! ¿no?) Diré que todos podemos ser, alternativamente, fuegos locos, fuegos serenos, arder en el hacer, apagarnos a veces... reencendernos luego...
Complejo el asunto...

 
At junio 06, 2006 10:22 a. m., Blogger Alvaro said...

Claudina, esta muy bueno lo que pusiste, espero que este comentario sume al tema.
Carlos, quedé enganchado toda la noche con este tema y creo que la situación es la siguiente: Entiendo que Barthes hace una defensa de la pasión que es conmovedora, pero muestra una confusión entre pasión y amor que es característica de la cultura occidental. Morir de amor (o quemarse) solo se puede aplicar al amor en el caso de un acto heroico hecho por amor, fuera de esa situación solo se aplica a la pasión.
En lo cotidiano uno no muere sino que trabaja por y para el amor, te doy un ejemplo a partir del comentario de Fer: Por un lado se permite la libertad de fantasear, de sentirse libre, de decir jugarse sin red; por el otro defiende lo cotidiano, está construyendo las dos redes de contención mas poderosas que tenemos los humanos: se está cultivando al estudiar (se ama a si mismo)y está cultivando la amistad al participar en el blog (extiende su amor a los demás). Me parece que el texto de Barthes, emociona pero puede llevar a la confusión en lo que atañe a la filosofía de vida.

 
At junio 06, 2006 12:22 p. m., Blogger Claudina said...

La vida va y viene, y nosotros vamos cambiando... ardemos o no... pero cambiamos. Me llegó un boletín de novedades de las librerías Cúspide, y miren el extracto del libro "La Madre" de Gorkin:
"La vida no es ya la misma, y el miedo es diferente, la inquietud es por todos.
Mi corazón es otro, mi alma ha abierto los ojos; mira, y ve con alegría y con tristeza. Muchas cosas hay que no entiendo... Sin embargo, veo que sois gente buena, buena!." Probablemente no tenga relación con nada. Pero a mí me ha conmovido el párrafo. Me da la sensación que es cierto que a veces el corazón parece otro, y que el alma abre los ojos y los poros a nuevas formas de sentir...

 
At junio 08, 2006 8:11 p. m., Anonymous Anónimo said...

Álvaro, a mi me parece que algunas expresiones culturales se sustentan en ideas del tipo ‘Es preferible arder que durar’, hijos de los primeros simulacros de guerra nuclear cuando estaban en el jardín de infantes (EE.UU principios de la década del 50) y por consiguiente de la idea de que el mundo se acaba en cualquier momento, grupos de jóvenes norteamericanos decidieron subirse a una moto y recorrer el país, no tenía sentido ‘trabajar’ pensando en el mañana porque no había ninguna seguridad de que exista ese mañana. (Generación Beatnik: Allen Ginsberg; Jack Kerouac, Lorente Ferlinghetti, Corso y otros)
Posteriormente aparecen movimientos contraculturales como los hippies que también optan por arder en lugar de durar, lo mismo que el rock y el punk que no están hechos para envejecer sino para morir jóvenes.
En Argentina miles de chicos ven que No Tienen Futuro, y arden, arden con alcohol, drogas y violencia. (Similar estado encontramos en algunas zonas de U.S.A).
Me parece que cuando se siente que la vida termina en cualquier momento aparece esta necesidad de explorar los límites, de arder, lo mismo cuando la creencia de la vida eterna es muy grande (los mártires, los que se inmolan, los monjes de clausura, etc).
Bueno, Alvaro, nos encontramos en el próximo Post que elija la diva de los Blogs.

 

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