24 mayo 2006

Carteles, afiches y papeles pegoteados...


Esta mañana, a pesar de haber salido de mi casa más tarde que lo habitual, decanté por la opción de tomar el colectivo en lugar del subte.
Evidentemente el colectivo me da más material para ver y pensar que el metro.
En el recorrido pueden verse infinidad de afiches y carteles.
Un ejemplo son los que empapelan la ciudad con motivo de la "Plaza Oficialista" por la fecha patria que recordamos mañana. Se ven afiches que dicen cosas tales como "Desde hace tres años, junto a Kirchner. Este 25, todos a la Plaza. Quindimil conducción. PJ Lanús" (y luego aclaran el lugar y hora de salida para unirse al desfile K). Otros carteles, también referidos al acto de mañana, pegados en pizarras frente a Tribunales colocan "HABLA KIRCHNER", y parece como si fuese a hablar un iluminado, una especie de Zaratustra del cono sur.
Sobre los carteles de Quindimil conducción, que tapizan toda una esquina en Viamonte y Riobamba, aparecen otros, superpuestos. Anónimos carteles en blanco y negro con las caras de Menem (perdón por nombrarlo), Lilita Carrió, Cavallo, De la Rúa y otros rodeando grandes letras que dicen "Nosotros NO vamos a la Plaza". Todavía sigo preguntándome qué objetivo y autor se esconde detrás de esos afiches. En mi ignorancia no entiendo bien qué hacen todos esos personajes mezclados en el mismo merengue. Con mis pocas luces apenas puedo deducir que se los presenta como personajes funestos, ergo si esos malvados no van a la plaza los que sí van y aquél a quien se apoya (el Dr. K.) están en las antípodas del mal y representan el bien del país. Entonces puedo deducir que los carteles con las caripelas de todos los monos que nombré serían obra del kirchnerismo, pero todavía no me queda muy claro.
Menos politizados y mucho menos anónimos resultan la infinidad de cartelitos pegados en los postes de luz, anunciando cosas como "Estudiá fotografía - Talcahuano 382...", sobre el que se ha pegado otro en el que se lee "Poesía - Cuento", afiche sobre el cual se ha superpuesto un tercero, este sí ya libre de cualquier otra pegotina o cartapesta, que promociona clases de apoyo en Física, Química, Matemática y otras materias torturantes.
El colectivo sigue el recorrido. En Talcahuano 470 aparece la A.B.C.M.P. o Asociación de Balanceadores, Corredores y Martilleros Públicos. (¿Cuál será el trabajo de un "balanceador"?)
En el tramo final del autobús, ya en Corrientes casi esquina Cerrito, el restaurante Arturito promociona desde su vidriera "HAY RANAS".
Termino este relato sin sentido, con una breve referencia al cartel que ilustra este posteo. Es el original nombre de una verdulería y frutería de San Pedro (Provincia de Buenos Aires), ciudad por la que anduve el fin de semana pasado. Una verdulería en la que, más allá del lenguaje apelativo, lo que realmente se busca es que el cliente "pele" la billetera, como en cualquier negocio...

6 Comments:

At mayo 24, 2006 3:37 p. m., Anonymous Anónimo said...

Justamente este domingo pasado fuimos todos a comer a la casa de mi abuelita y en medio de la mesa había un bowl repleto de ensalada de remolocha y chauchas. Esto nos hizo recordar a mi prima y a mí cuando nuestra abuela nos ponía de pequeñas frente a un plato lleno de chauchas, y ambas comenzábamos la competencia de ver quien pelaba más chauchas que la otra. Ya se que este posteo no tiene por fin apelar a recuerdos de la niñez, pero a mi me provocó eso, al margen que me causó mucha gracias el cartel de de dicha verdulería. A proposito, el imperativo "Pelá la chaucha" no será otro ejemplo de catacresis???

 
At mayo 26, 2006 12:08 a. m., Anonymous Anónimo said...

Claudina, no pude ir al acto de K, pero tampoco estuve con Macri y demás, esta ausencia no se debió a no ser oficialista sino a que me quedé buscando que son los ‘Balanceadores’, te transcribo algo de lo que encontré de ellos, imagino que debe abundar el material respecto a ésta interesante actividad, pero por ahora solo te mando una primer explicación:

'La legislación de fondo que se elabora en el Siglo XIX presenta lineamientos comunes, producto de su común origen, con el derecho romano, que plasmado con el correr del tiempo en el código Napoleón, se constituyó en el libro de cabecera de nuestros codificadores del siglo pasado.
Hasta ese entonces, la hacienda comercial no mereció la atención de los juristas, pues la tierra parecía constituir la única fuente de riquezas, y los códigos y las leyes, se volcaban a reglamentar el régimen inmobiliario, despreciando los bienes muebles y dentro de ellos, los fondos de comercio.
En esa evolución llegamos al desarrollo de una actividad co¬mercial e industrial de valores insospechados que dominan el aspecto económico de la vida de los seres humanos; por supuesto que siempre con las particularidades de cada lugar o región y es así corno los negocios o las industrias en Europa se traspasan de padres a hijos, pero en América un joven dinamismo hace que esa clase de bienes se transfieran de comerciante a comerciante.
Ese tipo de operaciones, en manos de hombres comunes, formados sólo en una actividad comercial, con desconocimiento de los aspectos técnicos jurídicos, determinaba las más de las veces que el negocio termina en manos de los hombres de derecho.
La legión de adquirentes y acreedores burlados e indefensos, creaba no sólo la desarmonía y los rencores, sino también el excepticismo, las diferencias sociales y el pensamiento de que la justicia y la equidad debían buscarse por otros caminos.
La mediación se constituyó entonces en una necesidad imprescindible, desde que las partes contratantes debían recurrir a los conocimientos de agentes especializados en el tema, que pudieran orientarlos y fue así como fueron apareciendo, desde principios de siglo, esta suerte de intermediarios en las transferencias en los fondos de comercio.
Como el derecho no es un producto artificial sino natural, nacido del medio social, teniendo corno origen la convicción jurídica del pueblo, que se manifiesta en la costumbre, esta actividad se fue reconociendo en distintas regulaciones legales y se le otorgó a esas personas el hombre de "Balanceadores".
Tal designación deriva de las funciones que primordialmente desarrollaban los agentes de referencia, que consistían en inventariar la totalidad de las maquinarias, muebles, útiles, enseres y mercaderías de un negocio y asignarles un precio que en definitiva sería el valor de la transacción y que se presentaba a las partes con las características de un balance.'

 
At mayo 26, 2006 9:18 a. m., Blogger Claudina said...

Hola Mari! Este posteo no tiene ningun fin en particular... así que si a vos te trajo recuerdos de niñez, ¡bienvenidos sean!
Lo que no entiendo es por qué "pelá la chaucha" sería una catacresis, si parte de la naturaleza de las chauchas es ser peladas. O sea, a mi humilde entender son tan "pelables" como una banana. No es una característica que se les transfiera de otro objeto sino una característica intrínseca de las chauchas: su "pelabilidad", jaja
Carlos: No digas que la ausencia del acto de K no se debió a "no ser oficialista" pues no lo sos!! Coincidimos en que K ha secuestrado los símbolos y se los ha apropiado, asi que dudo de tu oficialismo. La ausencia de la Plaza del "sí" ¿no se debió a cierto potaje patriótico con amigos? (En potaje léase "locro")
Trac-trac, cambio de tema: Me pareció clarísima la explicación sobre los balanceadores. Gracias por echar luz sobre el tema. Muy buena la manera en que está redactado el artículo! ¿Donde lo encontraste?
Un abrazo a los dos (Sol y Carlos)!
Claudina

 
At mayo 26, 2006 9:30 a. m., Blogger Claudina said...

Ah! Me olvidé de contar a los lectores del blog: Ayer ví un cartel que hace contrapunto con el de "Pelá la chaucha". Este, ubicado en calle Salguero, Barrio de Palermo, es el nombre de un restaurante de "cocina porteña (¿?)" y se llama "ENFUNDÁ LA MANDOLINA" Ya veré de agenciarme una foto del mencionado cartel. Realmente me causó gracia la oposición "pelá-enfundá"... me recuerda a Claude Lévi-Strauss con sus dicotomías "frío-calor", "crudo-cocido". (Nota al pie: este antropólogo publicó en 1964 "Lo crudo y lo cocido", con la mira en probar que tales categorías empíricas reflejaban una tendencia universal de los humanos de clasificar las cosas en pares de conceptos opuestos.)
Bien, igualmente no voy a desarrollar las ideas de Lévi Strauss aquí, primero porque tampoco sé tanto del autor, segundo por falta de espacio. Pero en la "güeb" abunda información.

 
At mayo 26, 2006 3:06 p. m., Anonymous Anónimo said...

Claudina, no entiendo eso de ‘la chaucha está para pelar’ al igual que la banana, eso de la pelabilidad de la chaucha (y de la banana) suena Aristotélico con connotaciones Freudianas, en fin mejor no seguir (o profundizar) con este tema. Besos

 
At mayo 26, 2006 3:51 p. m., Blogger Claudina said...

Me refería a que se pelan para obtener los porotos de adentro.
Entonces son pasibles de ser peladas, pues algunas preparaciones culinarias así lo exigen. Yo no sé mucho de cocina.
Igualmente, a pesar de que muchas ensaladas la incluyen con la vaina, creo entender que la mayoría de las veces las chauchas se pelan para tener las semillas de adentro. ¿No es así?(Creo que en algunas ensaladas se deja la vaina pero hervida, o por lo menos así las vi en buffets. Reconozco que jamás cociné chauchas... como casi podría reconocer que nunca he cocinado mucho)
La verdad, Carlos, no intenté con mi respuesta dar material para divanes, sino que intenté desentrañar por qué a Sol le parecía catacrético el asunto.
¡Pero bueno... no importa!
En síntesis la cosa no quiso tener visos freudianos, y sí quizá aristotélicos en aquello de hablar de naturaleza o esencia de las chauchas... Pero mejor redondeo el tema aquí, porque me estoy embarrando...

 

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