26 abril 2006

DIÁLOGO SOBRE UN DIÁLOGO


A. —Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.
Z (burlón). —Pero sospecho que al final no se resolvieron.
A (ya en plena mística). —Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

Jorge Luis Borges - El hacedor (1960)
Imagen: De la Tour, "Madeleine à la villeuse"

3 Comments:

At abril 27, 2006 1:22 a. m., Anonymous Anónimo said...

Una y otra vez, el grandioso Borges nos lleva a hacer lo imposible. Una luz como ninguna, que supera el poder de las palabras.

 
At abril 27, 2006 4:22 p. m., Anonymous Anónimo said...

Claudina, maravilloso el texto que elegiste, me parece que en él, Borges se acerca a Macedonio en su concepto de la muerte, tema muy cercano al genial MF quién no se si desde el fallecimiento de su mujer o desde antes, negó la muerte. Te mando un poema de Borges y un par de Macedonio.
Obvio que el cuadro que elegiste denota tu sensibilidad frente al texto


El suicida (JLB)

No quedará en la noche una estrella.
No quedará la noche
Moriré y conmigo la suma
del intolerable universo.
Borraré las pirámides, las medallas,
los continentes y las caras.
Borraré la acumulación del pasado.
Haré polvo la historia, polvo el polvo.
Estoy mirando el último poniente.
Oigo el último pájaro.
Lego la nada a nadie.

HAY UN MORIR (Macedonio Fernández)

No me lleves a sombras de la muerte
Adonde se hará sombra mi vida,
Donde sólo se vive el haber sido.
No quiero el vivir del recuerdo.
Dame otros días como éstos de la vida.
Oh no tan pronto hagas
De mí un ausente
Y el ausente de mí.
¡Que no te lleves mi Hoy!
Quisiera estarme todavía en mí.

Hay un morir si de unos ojos
Se voltea la mirada de amor
Y queda sólo el mirar del vivir.
Es el mirar de sombras de la Muerte.
No es Muerte la libadora de mejillas,
Esto es Muerte. Olvido en ojos mirantes.


La muerte no es la nada (MF –Fragmento)
La Muerte no es la Nada, sino que nada es.
El Nacer no es la Vida, sino que nada es.
Equivocase, por terrenal, el Corazón si te llora
pues en nuestra Mente estás, y estuviste antes de sernos visto.
En nuestra mente todo lo que eres, está
pues nunca estuviste sino en nuestra mente.

 
At abril 28, 2006 11:40 a. m., Blogger Alvaro said...

El texto es formidable, como casi todo lo que escribió Borges, me engancha y me deja con esa sensación de bienestar y alegría que produce salir del universo cotidiano para entrar en uno de fantasía sin límites. El tono con que se expresa me produce tanta satisfacción como el contenido mismo.
Por otra parte vos ya sabrás que para mi es eso, una fantasía, un dislate, nada.
Alvaro

 

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