26 marzo 2006

Disquisiciones sobre el PODER y la VERDAD


He tenido la fortuna de que un compañero del curso de Filosofía y Poder de José Pablo Feinmann (que comencé en enero y tuve que abandonar en las 3 últimas clases por el comienzo de la universidad) me enviara la grabación de la clase que se dio sobre el Poder entendido desde la óptica de Foucault.
Es tan absolutamente impecable el análisis que Feinmann transmite sobre Foucault que copio a continuación algunos párrafos salientes de la clase.
A mí me han servido para despejar un poco la telaraña maniquea que se ha escuchado en estos días en todos los medios, y a propósito de un tema tan arduo como el que conmemoramos el 24.
Foucault quiere entender el conocimiento no como “adequatio” (adecuación del sujeto que conoce al objeto conocido), el conocimiento es violencia, destrucción, dominio, sometimiento, una guerra. (...)
¿Dónde está la verdad? ¿Quién tiene la razón?
Ejemplo hay en todas las versiones sobre los 30 años de la dictadura.
Un ejemplo específico lo dio Sebreli al afirmar que "No hay ruptura entre el gobierno de Isabel y la dictadura militar" (lo dice como gorila, claro). Quiere mostrar que no hay ruptura cuando muchos otros afirman (afirmamos) efectivamente la existencia de esta ruptura, de la institucionalización total del terror, del inicio de los campos de concentración…
Lo que uno nota es que hay tantas interpretaciones enfrentadas, que se termina sintiendo que nunca nos vamos a poner de acuerdo.
No faltará la teoría de los dos demonios. Y otro dirá que no cree en la teoría de los dos demonios.
Para Foucault la verdad es lucha, la verdad es poder. (...)
Dice Foucault: “Por lo tanto, no hay en el conocimiento una adecuación al objeto, una relación de asimilación, no existe esa serenidad. Sino que hay, por el contrario, una relación de dominación. En el conocimiento no hay nada que se parezca a la felicidad y al amor. Hay más bien odio y hostilidad. No hay unificación sino sistema de poder. (…) La filosofía occidental siempre caracterizó al conocimiento por el logocentrismo, la semejanza, la adecuación, la beatitud, la unidad.” Grandes temas que se ponen ahora en cuestión.
Foucault introduce el concepto de lo “perspectívico”, el concepto de la perspectiva que es la del conocimiento situado. Todos responden a intereses, a estrategias de poder, todos unen la verdad con el poder.
¿Cuál va a ser la verdad que se va imponiendo?
El conocimiento está trizado. No es uno. Hay tantos conocimientos posibles como puntos de vistas del poder.
Ya no podemos hablar de LA verdad. Será la impuesta por el que tenga más poder. Hay una relación entre Poder – Verdad. El poder es el que impone la verdad. El que logre imponer la suya como LA verdad a través del poder, será el que ha ganado.
Se puede hablar del carácter perspectívico del conocimiento porque hay batalla y porque el conocimiento es el efecto de esa batalla.
La verdad es lucha. No hay una idea idílica de LA verdad.
Es lucha, apoderamiento, derrota, guerra, imposición de la verdad a través del poder.
Dice Foucault: “Mi propósito es demostrar, en de estas conferencias, cómo de hecho las condiciones políticas y económicas de existencia no son un velo o un obstáculo para el sujeto de conocimiento, sino aquello a través de lo cual se forman los sujetos de conocimiento, las relaciones de verdad. Sólo puede haber ciertos tipos de sujeto de conocimiento, órdenes de verdad, dominios de saber, a partir de condiciones políticas que son como el suelo en que se forma el sujeto, los dominios de saber y las relaciones de verdad. Una historia de la verdad será posible para nosotros sólo si nos desembarazamos de estos grandes temas del sujeto de conocimiento originario, absoluto y utilizamos el modelo nietzscheano.”
Lo que Foucault intenta mostrar es que los sujetos están envueltos en tramas belicosas. La verdad es un resultado, un fruto del poder para imponer una verdad. En este sentido no hay una verdad, hay muchas verdades que colisionan entre sí. Por esto nunca habrá una interpretación única del 24 de marzo, siempre será una fecha conflictiva. Nunca habrá una verdad definitiva, sino que dependerá del poder para imponerla. (...)
El Estado moderno es el nuevo poder pastoral. Nos cuida, nos cura, nos entretiene. Presenta dos funciones:
- una Globalizadora y cuantitativa, que concierne a la población
- una Analítica, que concierne al individuo.
A ambos (población e individuo) el Estado los analiza para dominarlos. (...)
Foucault está preocupado por una dominación que el Estado y el Poder tienen sobre los sujetos.
El Estado domina la subjetividad.
Las subjetividades están siendo colonizadas.
Somos manipulados por los medios. El dominio trata de cautivar las subjetividades. Somos algo, pero somos algo que nos hacen ver. Somos hechos por el poder. El poder quiere poder hacer con nosotros algo que al poder mismo le venga bien. Coloniza nuestra subjetividad, la conquista a través de la voluntad de poder (recordar a Nietzsche).
El poder tiene una voluntad, conquistar la subjetividad de aquellos a quienes quiere dominar. Somos algo que no somos, porque somos lo que el poder ha hecho de nosotros.

¿Cual es entonces nuestro grito de libertad? Y Foucault lo dice de este modo:
“Quizás el objetivo más importante de nuestros días es descubrir lo que somos, pero para rechazarlo.”
Hasta aquí parte de la conferencia. El año pasado en un curso introductorio llamado Sociología General, ya tuve oportunidad de abordar a Foucault y sus ideas, así como el entramado de conceptos acerca del poder que daban otros pensadores como Max Weber o Pierre Bourdieu.
El discurso como el lenguaje, son parte de la dimensión simbólica del poder. Siguiendo a Ferrater Mora, son un modo de reflejar el universo, se los hace “equivalentes a la estructura inteligible de la realidad”, son “la realidad hablante.” Seguramente, al principio de la formación del lenguaje no existía una autoridad.
Siguiendo en esta línea, podemos hacer coincidir las modalidades discursivas descriptas por Foucault con las visiones del mundo social de las que habla Bourdieu: las estructuras sociales, cognitivas y evaluativas, construidas históricamente, arbitrarias, que resultan ser el fundamento de un “conformismo”, de un “consenso prerreflexivo, inmediato sobre el sentido del mundo.” Para Bourdieu la dominación siempre tiene una “dimensión simbólica”, y los actos de sumisión, de obediencia, son “actos de conocimiento y reconocimiento”.
Por eso, las luchas políticas serán luchas para imponer una visión y convertirla en doxa, en opinión constituida. Son luchas donde cada parte buscará imponer una visión favorable o ventajosa para sí mismo. Esta imposición a su vez, le conferirá autoridad para imponer a su vez lo que debe considerarse sentido legítimo del mundo social y su “deber ser”. La victoria en esta lucha, da un poder de hacer ver y de hacer creer.

Es necesario, en este punto, volver a Weber y su definición de Estado como instituto político que detenta el monopolio legítimo de la violencia (o la coacción física) para el mantenimiento del orden.

Si para Weber “la administración burocrática significa: dominación gracias al saber”, Bourdieu enriquecerá y generalizará su fórmula viendo en el Estado al “poseedor de la violencia simbólica legítima”, o al menos a un árbitro con poder en las luchas por ese monopolio.

Foucault mismo advierte que muchas veces un nuevo discurso está ligado “con una percepción o reparto binario de la sociedad y de los hombres: de un lado los unos y del otro los otros, (…) los amos y los que les están sometidos (…), las gentes de la ley presente y las de la patria futura.” Por lo tanto de este discurso emergente, de este “tomar la palabra”, se desprende que los vencidos tienen historia, pero además esa contrahistoria es, para Foucault, crítica, ataque y reivindicación del poder. “El poder es injusto, no tanto porque ha decaído de sus más elevados ejemplos, sino porque no nos pertenece.”

Hoy en día a uno le da la sensación de que hablar de Estado, en ciertos contextos, es pretencioso. Y se considera que mayor todavía al poder del Estado, es el dominio de las Corporaciones que con su enorme capital y poder, y la manera y facilidad que tienen para movilizar estos dos elementos, tienen la capacidad de hacer tambalear la estructura de cualquier estado.

Lo cierto es que, esté donde estuviese ubicado el poder, cada uno de nosotros que somos apenas "un punto en un planeta, un bicho que camina" -como dice la canción-, podemos bucear en estas aguas oscuras, tratar de entender, no dejarnos vender UNA verdad e intentar vivir tan de acuerdo con lo que nos parece justo para nosotros y los demás como nos sea posible.
Vuelvo al broche de la conferencia de Feinmann:
Somos algo que no somos, porque somos lo que el poder ha hecho de nosotros.
¿Cual es entonces nuestro grito de libertad?
“Quizás el objetivo más importante de nuestros días es descubrir lo que somos, pero para rechazarlo.” Foucault

4 Comments:

At marzo 27, 2006 3:08 p. m., Blogger Alvaro said...

Muy bueno el trabajo, cerrado, sin fallas. El único comentario que se me ocurre es alrededor del grito de libertad; mas que un grito de libertad parece de desesperación, es el grito que pega el que se sabe manipulado y no puede salir de la situación.
Yéndome por las ramas se me ocurre pensar que este tipo de grito de libertad es el que produce tipos que no se juegan por nada. ¿es un grito válido?

 
At marzo 28, 2006 11:48 a. m., Blogger Claudina said...

Alvaro, creo entender lo que comentás. Más que un grito, sería una adecuación a la situación no deseada pero adecuación con conocimiento. O Rechazo de la situación, pero sin acción, como si fuese un rechazo en la idea, ¿no?.
Si es por ese lado, es correcto lo que decís. Sin embargo en la primera lectura yo coincidí con Foucault, porque allá en el horizonte mediato, todo primer rechazo puede mover a una acción de cambio.
Como siempre, te agradezco mucho tus visitas al blog y los valiosos comentarios que, de paso, me llevan a repensar las posturas o ideas.

 
At marzo 29, 2006 3:21 p. m., Anonymous Anónimo said...

Este posteo hizo que venga a mi mente el relativismo individual sofista que sostenía que "EXISTEN TANTAS VERDADES COMO SERES COGNOSCENTES QUE CREAN ESTAR EN LA VERDAD". Y para seguir en esta línea es imposible no recordar la célebre frase de Protágoras: "el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en tanto que no son”. Sin perjuicio de ello, y sin desconocer que hoy por hoy el poder tiene una gran cuota de relativismo, yo apoyo más las posturas de Sócrates y Platón que consideraron inadmisible el punto de vista relativista, tanto por sus consecuencias en el plano moral y político como porque, según ellos, es una teoría absurda y que hace imposible el conocimiento.

 
At abril 14, 2006 6:55 a. m., Anonymous Anónimo said...

Un poco a destiempo, pero añado mis comentarios a este interesante tema.

Distinguiendo lo real de la realidad (experiencia de lo real) y considerando la verdad como la información que concilia y adecua la realidad con lo real (me doy la licencia de anteponer este objetivo de la verdad al que plantea Foucault, dado que todo objetivo está a discreción del sujeto), planteo las siguientes premisas, antes de entrar a discutir la relación entre verdad y poder:

1. La realidad es función fenomenológica exhaustiva de lo real. Es decir, realidad = f(lo real). Todo lo real es expresable por la realidad. La realidad puede contener la verdad de forma parcial o total en función del tiempo de exposición a lo real.

2. La percepción de lo real es perfeccionable, dado que toda verdad es parcial, porque para ser comprobada, debe someterse a un marco contextual. Ello quiere decir que el error tiende a disminuir con la repetición y refinamiento tanto de los métodos como del marco contextual.

3. La realidad es función recursiva de la propia realidad. Es decir, realidad = f(realidad), por lo tanto en razonable pensar que en un momento dado, la realidad mostrará mayor exhuberancia que lo real, ante la dificultad de distinguir una de la otra. Sin embargo, la generación de conocimiento errado por esta vía, puede facilitar la demostración ulterior de la verdad, dado que al final todo error sobre la realidad contiene información concerniente a lo real.

4. El perfeccionamiento de f determina la "calidad" de la verdad y la velocidad de su determinación en el tiempo. Si en algún punto lo real = realidad, la función f podrá dejar de existir, a menos que algo pueda modificar lo real, retroalimentando la función y planteando un proceso dinámico e infinito (conjetura basada en el decisionismo histórico).

Sobre la relación entre verdad y poder, analizaré por partes lo expresado por Foucault:

1. Foucault dice: "Ya no podemos hablar de LA verdad. Será la impuesta por el que tenga más poder. Hay una relación entre Poder – Verdad. El poder es el que impone la verdad. El que logre imponer la suya como LA verdad a través del poder, será el que ha ganado".

Claro que si podemos hablar de LA verdad, pero por supuesto como verdad parcial y enmarcada en su apropiado contexto. El no distinguirla de ese modo y permitir que el poder la manipule para su beneficio, es un descuido que podrán cometer algunos seres humanos, pero no todos. Roger Penrose afirma que la inteligencia humana no es mecánica en su naturaleza y en consecuencia, es capaz de distinguir lo cierto de lo percibible. Creo que acá Foucault subestima la capacidad del intelecto humano y sus cualidades intuitivas y discrecionales.

2. Foucault dice: "El conocimiento está trizado. No es uno. Hay tantos conocimientos posibles como puntos de vistas del poder."

El solapamiento y la redundancia que puede constatarse con la convergencia de la verdad a la luz de las distintas disciplinas del conocimiento humano, permiten extender los límites contextuales en cualquier momento y lugar. La posesión de la verdad por parte de una entidad en un mundo conectado, es una condición totalmente temporal. Por lo tanto, si Foucault relaciona verdad con poder, el poder entendido de ese modo es también una condición temporal.

3. Dice Foucault: “Por lo tanto, no hay en el conocimiento una adecuación al objeto, una relación de asimilación, no existe esa serenidad. Sino que hay, por el contrario, una relación de dominación."

La relación de dominación lograda a través de la imposición de la verdad es cuestionable si consideramos que:

- La formulación de estructuras institucionales concientes de que un conocimiento de la verdad es provisional y falible, tal y como manifiestan los realistas como Karl Popper, plantean mecanismos de no perpetuidad del poder, a menos de que se destruya la estructura institucional. Bajo estos modelos, la dominación y la imposición de la verdad es bastante improbable.

- Desde un razonamiento puramente lógico, es insostenible la justificación del poder a través de la verdad del propio poder, si consideramos la reformulación del segundo teorema de Gödel, el cual dice que si un sistema axiomático se puede demostrar que es consistente a partir de sí mismo, entonces es inconsistente.
En otras palabras, para determinar la consistencia de un sistema A se necesita utilizar otro sistema B, pero una prueba en B no es totalmente convincente a menos que la consistencia de B ya se haya probado sin emplear A.
Esto quiere decir que la verificación de los efectos no es suficiente para garantizar la verdad de las premisas. La legitimidad de un poder basado en la verdad precisa de otro poder basado en la verdad que lo justifique, sin que éste último haya surgido por los mismos axiomas. Un sistema de poder sólo puede ser consistente sobre la base de la aceptación de la verdad ajena.

4. Dice Foucault: "Se puede hablar del carácter perspectívico del conocimiento porque hay batalla y porque el conocimiento es el efecto de esa batalla."

Existe una intuición del real histórico, junto con la aseveración de algunos historiadores que indica que los hechos históricos pueden ser evitados. El poder para cambiar el curso de la historia implica una perspectiva que tiene consecuencias predecibles en el corto plazo pero impredecibles en el largo. No puede haber entonces un carácter determinístico del poder dominante cuya posición se afiance a través del conflicto con otros. Considero que el criterio progresista y apropiado para cambiar el real histórico se basa en canalizar y aprovechar las distintas fuerzas y poderes para que confluyan a objetivos y aspiraciones universales, en vez de enfrentarlas para el dominio de un solo poder.

5. Foucault introduce el concepto de lo “perspectívico”, el concepto de la perspectiva que es la del conocimiento situado. Todos responden a intereses, a estrategias de poder, todos unen la verdad con el poder.

Justamente aquí se presenta el punto débil del argumento de Foucault. Al introducir lo "perspectívico", confunde el objetivo de la verdad con el objetivo del poder. Así como al iniciar este comentario, libremente elegí un objetivo para la verdad contrario al planteado por Foucault, cualquier otra persona, desde su propia perspectiva, puede elegir el objetivo que le plazca para la verdad, incluso aquellos totalmente opuestos a cualquier concepto de poder. Al introducir un elemento subjetivo contrario al sentido de la verdad, desvirtúa su naturaleza, y se confabula intencionalmente con su propia denuncia.

Los notables pensamientos de un gran pensador como Foucault son importantes en la medida que racionalizan y advierten sobre los riesgos del mundo contemporáneo. Su enorme honestidad para transformarse filosóficamente a sí mismo, ánima la vital comunicación con sus seguidores y detractores. Si alguien ha aplicado el principio de “rechazo a sí mismo” con toda dedicación y elocuencia, has sido justamente el propio Foucault.

2Sier

 

Publicar un comentario

<< Home