19 marzo 2006

José y las conferencias


Este es el mismo José a quien hice desaparecer en una escalera mecánica infinita en el cuento "El ignoto pasajero". Hice mal en matar a mi "anti-héroe" en el primer cuento, dado que ahora lo necesito para endilgarle a él algunas observaciones que hice en varias conferencias y cursos... Y bueh... se me permitirá, espero, la licencia literaria de resucitar al infausto José con la finalidad de la descripción siguiente.

"José era un hombre común, en sus costumbres y en su vida. Su existencia era gris y apagada, aunque a veces presentaba algún chispazo de color que venía mayormente de sus ideas, de cierta capacidad de asombro ante las cosas cotidianas y de las diversiones que se autosuministraba, como el cine, alguna conferencia, alguna lectura o algún programa de TV.
Entre algunos de los momentos más agradables que José se dispensaba se encontraba el sentarse, como cualquiera, como uno más, en un auditorio para disfrutar de una charla sobre algún tema interesante.
Entonces observaba muy bien. Sacaba una radiografía a la realidad y al grupo humano circundante en los minutos previos al inicio de la conferencia. Y encontraba prototipos.
El auditorio se componía, en parte, de un número de mujeres que asistían a la charla por no tener otra cosa mejor que hacer (y no son suposiciones discriminatorias de José: ellas mismas lo admitían en las charlas que José escuchaba a la salida, por el solo hecho de tener las orejas puestas). Había también una importante proporción de tipas y tipos que daban cátedra de filosofía a los infortunados laderos que se sentaban en la butaca contigua. Estos "oradores-maestros-ciruela-de-butaca" acentuaban sus dichos con los anteojos en la mano derecha a modo de puntero, y con el codo en el apoyabrazos.
También abundaban los sempiternos "habladores por celular", en cuyos diálogos abundaban expresiones como "¡a la marosca!" y "...bueeeenooo, a ver cuándo vienen por casa..." seguidas de una invitación sin sustancia a un hipotético futuro asado para un día indefinido que difícilmente se concrete pero que dará lugar a tantas otras charlas móviles.
De cualquier modo José no dejaba de observar también a gente tranquila y callada. Otros leían plácidamente, antes de la llegada del conferencista.
En este auditorio abundaban viejos muy parecidos Freud, de blanca barba y con cara de fumadores de pipa (cosa, por otro lado, incomprobable). También abundaba gente de toda edad y condición que iba a la charla no se sabe muy bien a qué, pues criticaban al orador y, según ellos, no podían sacar de allí nada nuevo.
Pero para ser justo, José reconocía también a mucha gente a la que se le veían las ganas de aprender. Que iban realmente dispuestos a escuchar.
El corso se completaba con amigas que iban juntas (de otro modo no podían asistir) y que se chismoseaban todo: cumpleaños, tés, estéticas... Y el broche lo daba un heterogéneo grupo de gente que podría igualmente congregarse bajo un denominador o rótulo común: los "OPINÓLOGOS", que vertían dictámenes sobre casi cualquier tema. En este gran y diverso grupo, José se ponía exquisito y hasta se animaba a distinguir un subgénero predominante: el Opinólogo Estridente, es decir el que habla con un interlocutor frente a él, pero grita de tal modo lo que dice, que de esto obviamente se deduce la intención de que todo el mundo lo escuche.
Llega el orador.
Luego la charla transcurre bastante bien, como habitualmente. Sólo molestarán un poco los celulares y sus dueños, que no dejan pasar ni milésimas de segundo a partir del fin de la conferencia para encender estos aparatos que hartan a José con sus sonidos polifónicos y sus mil tonaditas. Los mismos tonos que se escuchan cuando la gente, ansiosa, toquetea los móviles para apagarlos al inicio de la conferencia."

1 Comments:

At marzo 20, 2006 11:57 a. m., Anonymous Anónimo said...

Si el tipejo de Halloween lleva resucitadas casi nueve películas...porque vos no habrias de resucitar a Jose??? (quien no hizo más mal que subirse a una escalera mecánica???). La observación de las distintas actitudes que toma la muchedumbre que asiste a una conferencia es tan exacta que me causó gracia. Me recordó que en un capitulo de "Sex an the City", Charlotte, eterna buscadora de su alma gemela, se propone encontrar marido asistiendo a cuanta conferencia exista, sea cual fuere el tema (desde "Como mezclar la granola con la leche" hasta "Arte contemporáneo"!!!). Lo gracioso es que advierte que a cada evento concurren todas mujeres que comparten el mismo objetivo...EL DE ELLA!!!. Yo podría agregar el prototipo que se hace EL MUY INTELECTUAL anunciando a todo el mundo su próxima asistencia a XXX conferencia y que ni bien llega elige un asiento de la última fila tan sólo para dormir...Hace unos tres años fui a una obra de teatro ("Parecen Angeles" en Galerias Pacifico) que se tuvo que interrumpir un momneto para que los actores despertaran a un espectador dormido ("espectador dormido", que contradicción!!!) que con sus ronquidos no permitía que el resto la apreciara.

 

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