05 septiembre 2006

La última en incomunicación: "couple-surfing"

Yo seguiré asombrándome de la in-comunicación o la des-comunicación de hoy en día.
Aprecio desde ya, el valor de todas las herramientas de las que hoy disponemos para "estar más cerca" o más en contacto. Pero las entenderé con un uso en su justa medida: para comunicarse con alguien remoto en espacio.
Entiendo el email o mensaje al que está a un metro de uno, como chanza. No lo entiendo como comunicación verdadera o que reemplace a la palabra dicha, a la mirada, que reemplace al tiempo y espacio compartidos con el otro.
El autor de la nota de Wired que da origen a su vez a la nota de Clarín dice respecto de la imagen de una pareja, cada uno con su laptop: "Nadie se extrañaría si fuésemos dos lectores de diarios."
No, es cierto.
Lo extraño justamente no es que cada uno esté involucrado en su actividad y su computadora compartiendo el espacio y el momento. Eso sería como cualquier otra actividad individual que emprenda cada uno de los componentes de la pareja en la casa.
Lo realmente llamativo es que la misma pareja silenciosa que navega por Internet cada cual en lo suyo, empezara a comunicarse por "chat" o "emails" estando a 50 cm del otro, en lugar de levantar la vista y dirigirle la mirada y la palabra.
¿Yo, antigua? ¿Temerosa de los vertiginosos cambios?¿Profeta de la deshumanización por la técnica utilizada aún cuando no es necesaria, sólo por costumbre? Sí, lo reconozco.
Ojo que el hecho de que las personas de una pareja naveguen por Internet buscando temas de interés y acompañándose en silencio, compartiendo el espacio, en líneas generales no me parece mal. Es otra versión de, por ejemplo, el hecho de que cada uno lea un libro, o el diario, como dice el autor, y se respeten ese momento individual. Lo que sí raya -a mi entender- lo patológico sería que la comunicación interpersonal resulte darse mayoritariamente por estos medios, por esta ortopedia. Que sea más fácil contarle algo al otro por msn, que personalmente, si están sentados a la misma mesa.
En rojo, marco las cosas que me llamaron la atención de la nota (algunas para bien otras no tanto). En fin, cada cual haga lo que le plazca. Mi idea no es criticar sino pensar lo nuevo, aunque no siempre se coincida.
La nota es del Clarín de hoy:
"Couple-surfing": parejas que navegan codo a codo, laptop a laptop
La vida online se expande, y las parejas también comparten sus momentos en la casa conectados online, cada uno con su laptop, pero separados. Pueden chatear, mandarse mails o links... de una cama a otra.
Por Cora Cáffaro. De la redacción de Clarín.com
Un clásico de la vida en pareja es mirar tele juntos (a excepción, lógicamente, de si el programa es de fútbol), desparramados en un sillón o en la cama y pote de helado en mano. Suena raro que uno esté en el living mirando una cosa; y el otro, en el cuarto, viendo otra. Pero el alcance de Internet, que pudo fácilmente hacer de la casa la oficina, modifica también las relaciones de pareja. Así, un nuevo hábito emerge: el hecho de navegar juntos pero separados. Es decir, uno al lado del otro, pero cada uno con su laptop.
La tendencia que transformó algo que se creyó durante mucho tiempo una actividad solitaria en un programa para dos, se llama "Couple-surfing" y no es que explotó de un momento a otro sino que se fue dando naturalmente. Como todo, claro, tiene su Cristóbal Colón: Nick Curriem, autor de una columna en la popular revista norteamericana Wired, que buscando temas para escribir, se topó con una foto suya junto a su ex, de 2002, en pleno desayuno, sentados en la cocina del departamento que compartían, pero con sendas compus portátiles enfrente. Se quedó pensando: "Si fuéramos lectores de diarios, nadie se extrañaría...". Y recordó inmediatamente aquella época, en la que cuando ambos estaban "apretados en un minúsculo departamento Tokio", sus notebooks "dieron un sentido del 'espacio personal electrónico' que completó el espacio físico limitado".
"Cada pantalla era como un cuarto privado virtual", comparó Curriem en su blog para explicar su nueva investigación y hallar casos entre sus seguidores. Sin dejar de sentir a la vez la sensación de estar juntos pero alejados, y pensando en lo extraño de esta tecnología que hace que lo distante parezca más cerca que lo cercano (la gente ausente puede tener más presencia que la gente presente), el blogger se preguntaba y les preguntaba a sus lectores: ¿Cómo afecta la relación el hecho de navegar en pareja? ¿Es uno de los dos más adicto a la información que el otro? ¿Se mandan mails con direcciones de sitios interesantes, tienden a visitar las mismas páginas? ¿Alguno de los dos coquetea vía chat con otra persona?¿Cómo suena una pareja que navega de a dos? ¿Es un silencio muerto, interrumpido solamente por el sonido de dos teclados que golpean ligeramente? ¿O navegan con música? Si es así, ¿quién elige? ¿Es la nueva lucha por el control remoto? Y sus lectores se lo confirmaron: la costumbre es cada vez más habitual y las respuestas a esas preguntas, existen. Hay parejas que juegan en red juntas y hay quienes no se imaginan de novio con alguien con quien no puedan compartir su mundo cibernético. Pero también hay matrimonios tan cómodos como para comunicarse por msn si les da fiaca ir de la cocina al escritorio.
Y no faltan los que se aprovechan de los blog para comunicarse con su pareja y decir lo que cara a cara jamás dirían.
"Antes de empezar a leer esta entrada, le comenté a Jenny que era raro para nosotros que nos sentemos en la cama, uno al lado del otro, con las computadoras portátiles en nuestras respectivas rodillas. Ella incurría en la equivocación de buscar en Internet los síntomas del dolor de garganta (podría ser sífilis, al parecer) y yo intentaba conseguir la trilogía de Spectrasonics para un ensayo. Ahora que he leído esto, me siento mejor sobre lo que hace 10 minutos me parecía antisocial", posteó alguien bajo el seudónimo de Rhodri.
Un comentario anónimo reseñó: "Cuando navegamos juntos, estamos casi siempre uno junto al otro, y nos hace feliz simplemente el hecho de mandarnos un mail con links o fotos que nos parezcan divertidos". Quien escribe cuenta que cuando navega con su pareja, no escuchan el mismo tipo de música así que, quizá para evitar discusiones, mejor poner la tele de fondo. Y agrega: "No somos celosos. Ambos tenemos una sensibilidad peculiar que nos permite compartir cualquier contenido porno que encontremos en el Internet. En cuanto a flirtear, se aplican las mismas reglas que se aplican que en la vida real: si estamos en un club, está muy bien, porque cada uno sabe quién estará en carne y hueso en su cama esa noche".
Una mujer que se identificó como "S." al final del post, y que vive con "N." desde hace 4 años, contó que ambos pasan la mayor parte del tiempo en casa y delante de sus laptops por trabajo, estudio y asuntos personales. "Nuestras actividades online son a menudo el tema o la inspiración de nuestras conversaciones", aseguró. No tienen televisión ni miran películas y rara vez se comentan los libros o comics que cada uno lee por su lado, pero sí se muestran lo que están mirando en sus respectivas pantallas. Eso sí, cuando "N." está concentrado en su trabajo, más vale no molestarlo: "No le gusta que lo toque o le hable, así que antes de hacerlo es mejor echar un vistazo para ver qué está haciendo", confesó S. Sin embargo, aclaró: "No tenemos 'problemas de privacidad', y aunque tenemos computadoras portátiles y varios lugares a los que podemos ir y sentarnos solos, siempre terminamos en la misma mesa o el mismo sofá". Jocelyn lleva dos años de casada. Ella y su marido usan la(s) computadora(s) casi todo el día, pero en cuartos separados, alejados uno de otro y por intereses bien distintos: mientras él navega por información biográfica sobre los músicos que le gustan, busca otros artistas sobre los que sabe poco y está en contacto con sus amigos vía msn, ella trabaja en proyectos fotográficos o de diseño. "No puedo imaginarme compartiendo la computadora con mi marido, porque ambos la utilizamos como territorio virtual (y físico) donde retirarnos. Siento que esto consolida el tiempo que pasamos juntos", afirma y asegura que sus computadoras no son extremos de ellos mismos, "sino las extensiones de nuestras pasiones y hobbies".
Curriem puso la cuestión sobre el tapete el 30 de mayo. Ese día recibió decenas de comentarios en su diario virtual. Finalmente, la columna sobre Couple-surfing se publicó en Wired el 6 de junio. Pero sus lectores siguieron posteando hasta el 15 de agosto, contabilizando cientos de experiencias. Por suerte, aquel que aseguró "Cuando llegó el momento, incluso utilizamos a un servicio en línea para nuestro divorcio", posteó a tiempo como para dejar constancia.
Foto: http://imomus.livejournal.com/

3 Comments:

At septiembre 06, 2006 9:14 a. m., Anonymous Anónimo said...

Tardé en comentar porque tuve que esperar que dejes de usar la PC, evidentemente necesitamos más de una.

 
At septiembre 06, 2006 11:33 a. m., Blogger Alvaro said...

¿Tendrá límite la realidad virtual o todos terminaremos viviendo una “second life” mas atractiva que la real?, da algo de miedo, no querría terminar en una cama con una conexión al cerebro que me haga vivir la realidad que yo elija. Parece de ciencia ficción pero es técnicamente posible.
Sinceramente, no creo que se dé. Siempre va a haber el que se aísle y viva fuera de la realidad, lo puede lograr con una compu, con un libro o con el alcohol. Supongo (o espero) que como todas las novedades tecnológicas, la vida virtual no pueda competir con la real. Para disfrutar de las personas lo mejor es estar con ellas, no podemos dudarlo.

 
At septiembre 06, 2006 11:38 a. m., Blogger Alvaro said...

¿Tendrá límite la realidad virtual o todos terminaremos viviendo una “second life” mas atractiva que la real?, da algo de miedo, no querría terminar en una cama con una conexión al cerebro que me haga vivir la realidad que yo elija. Parece de ciencia ficción pero es técnicamente posible.
Sinceramente, no creo que se dé. Siempre va a haber el que se aísle y viva fuera de la realidad, lo puede lograr con una compu, con un libro o con el alcohol. Supongo (o espero) que como todas las novedades tecnológicas, la vida virtual no pueda competir con la real. Para disfrutar de las personas lo mejor es estar con ellas, no podemos dudarlo.

 

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