19 septiembre 2006

Hungría salió a la calle


Ayer cuando me enteraba de la noticia, venían a mi mente nuestros 19 y 20 de diciembre de 2001.
Pensé que a pesar que somos apenas marionetas cuyos hilos son siempre manejados por un poder inasible (conocido de algún modo, pero desconocido en muchas otras formas), tenemos la posibilidad de la resistencia y la protesta.
Muchas veces yo misma me he preguntado si tomar la calle sirve... Muchas veces cuestioné la efectividad de estas acciones... Algunas veces sondeé a otros y creo que todos convergemos en lo mismo... probablemente, como dice el ahora cuestionado Gyurcsany, la calle no sea la solución. ¿Pero qué otra cosa queda a los del llano? ¿De qué otra manera se puede conseguir esa visibilidad, esa especie de demostración de lucidez de las marionetas ante el titiritero de turno? Ese hacerle saber que los hilos no anulan completamente la voluntad y que hay acción limitada pero libre, y no solo reacción a los tirones de los "manejadores de los hilos".
No conozco mucho (por no decir nada) de la situación política y económica de Hungría. Sólo lamento que la "pifiada" de los socialdemócratas haya dado pie y otorgado cierta razón a la sinrazón y la reacción de la ultraderecha. Justamente esa ultraderecha que debe defender el ajuste bestial tanto como el primer ministro en cuestión...
Los imperativos de la Unión Europea son a Hungría lo que el Fondo fue a nuestro país... Y así seguimos. Seguramente Hungría ingresará a la tónica de la UE. Seguramente muchos húngaros sufrirán ese ingreso en carne propia. Seguramente pasen siglos, y la única herramienta para expresar la disconformidad de todos los que no están de acuerdo con el statu quo, para no sentirse tan ajenos al propio destino, sea tomar la calle. Porque, está bien Gyurcsany, "la calle no es la solución", pero tampoco la causa del conflicto y la crisis.
El conflicto y la crisis son efectos de los juegos del poder con los que somos apenas peones. Ese poder invisible pero global y omnipresente. Devorador.
Para el que no se haya interiorizado mucho, una síntesis de lo que pasó ayer en Budapest.
El problema comenzó el domingo pasado tras la difusión de una grabación en la que el primer ministro socialdemócrata Gyurcsany admitió haber mentido "mañana, tarde y noche" sobre la marcha de la economía para poder ganar las elecciones de abril pasado.
Gyurcsany reiteró que no renunciará y anunció que convocó a una sesión de emergencia del Gabinete de Seguridad Nacional.
"La calle no es la solución, sino que, por el contrario, causa conflicto y crisis. Nuestro trabajo es resolver el conflicto y evitar una crisis", dijo el premier a la agencia de noticias estatal MTI.
Los manifestantes se reunieron originalmente frente a la sede del Parlamento para rechazar un duro plan de ajuste económico dispuesto por el gobierno para reducir el déficit del presupuesto.
Pero luego se dirigieron a la sede de la televisión pública, adonde algunos manifestantes llevaron una proclama para que fuera transmitida sin censura, pero en la puerta del edificio comenzaron los disturbios más graves.
En su defensa, Gyurscany argumentó que sólo trataba de convencer a su propio partido de la necesidad de realizar reformas urgentes y amplias y de cambiar la cultura política.
Gyurcsány, en un audio emitido por la radio pública "Magyar Rádió", dijo ante la directiva del gobernante Partido Socialista el 26 de mayo en Balatonoszod, junto a lago Balaton, que "mentimos durante un año y medio" sobre la situación económica del país y afirmó que lo sucedido en Hungría es algo "nunca visto en la Unión Europea".
El primer ministro también aseguró a sus correligionarios que la economía se mantuvo a flote por la "divina providencia" y "cientos de engaños". "Lo hicimos todo en secreto para que no se publicara nada antes de las elecciones", admitió Gyurcsány en la grabación.
Las formaciones de centroderecha Fidesz, Partido Democristiano y Foro Democrático pidieron la dimisión de Gyurcsány por razones éticas, ya que –afirman- no puede seguir en su puesto tras mentir al electorado. La prensa local informó también que entre los manifestantes hubo representantes de diferentes organizaciones de la extrema derecha, como el Frente Nacional Húngaro y numerosos cabezas rapadas.
Gyurcsány y su gabinete fueron reelegidos en las elecciones legislativas de abril y comenzaron su mandato con el anuncio de duras medidas de ahorro para consolidar la economía del país y reducir el elevado déficit presupuestario. A su vez, está previsto que la deuda pública alcance este año el 67,9 por ciento para incrementarse al 72,7 por ciento en 2008. Para cumplir con los criterios de convergencia de la UE, el Gobierno de Budapest ha introducido nuevas cargas impositivas para poder ingresar en la fase previa al ingreso al euro (ERM II) entre 2007 y 2009 y adoptar esta moneda entre 2009 y 2011.

Imagen: Goya, Saturno devorando a sus hijos, 1819. Museo del Prado.

4 Comments:

At septiembre 19, 2006 4:49 p. m., Anonymous Anónimo said...

Muy bueno, coincido, me encantó 'Seguramente pasen siglos, y la única herramienta para expresar la disconformidad de todos los que no están de acuerdo con el statu quo, para no sentirse tan ajenos al propio destino, sea tomar la calle. Porque, está bien Gyurcsany, "la calle no es la solución", pero tampoco la causa del conflicto y la crisis.'
A Gyurcsany se le puede decir que se quede en la casa viendo por la tele lo que pasa en la calle.

 
At septiembre 21, 2006 9:53 a. m., Blogger Alvaro said...

Tenemos experiencia en ser manipulados con información falsa con motivos electorales. Mi desesperación es que si no salimos a la calle convalidamos a manejos del poder, y si salimos, el reclamo es capitalizado por fuerzas políticas que son peores que las que están en el poder.
Sinceramente descreo de la utilidad de la protesta pública actual. La protesta la tenemos que realizar asociándonos y participando de los movimientos de resistencia política con la idea de que en algún momento podamos cambiar este seudo sistema democrático que padecemos.

 
At septiembre 21, 2006 3:45 p. m., Blogger Claudina said...

Me parece bien lo que comentás Alvaro. Pero hay una dificultad: ¿a qué movimiento de resistencia política asociarse? Da la impresión en el fondo, que todos son parcialidades que, de acceder al poder, perpetuarían el pseudo sistema democrático. Al menos pienso esto al recordar a los grupetes políticos que he visto en la universidad. Muchos de los que estudiábamos ahí estábamos en la disyuntiva: si queríamos militar, ¿cómo estar seguros de que una vez adentro no veríamos un entramado sucio como en cualquier agrupación? Bastaba escuchar los debates sobre cualquier tema: unas agrupaciones echaban tierra a los gritos sobre las otras y se acusaban mutuamente... volaban dardos en todas direcciones y no se salvaba nadie. A veces son las propias agrupaciones de resistencia las que generan desconfianza e inhiben la participación. La calle entonces suele ser una instancia no tan capitalizada a favor de unos u otros. A la calle sale el pueblo, y las facciones quedan en segundo plano, al menos inicialmente.

 
At septiembre 22, 2006 9:16 a. m., Blogger Alvaro said...

Es cierto lo que decis. Tal vez tenga sentido salir de vez en cuando a gritar la disconformidad. Igualmente no tenemos que dejar de intentar la formacion de grupos de resistencia; los que yo conozco degeneraron en brazos de grupos políticos mayores pero creo que igual vale la pena intentarlo.

 

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