02 marzo 2006

Ser... para las posibilidades.


En enero comencé un curso sobre Filosofía y Poder en Nietzsche, Hegel, Marx y Heidegger a cargo de José Pablo Feinmann.
Comenzando ya el último módulo en marzo, empezamos a tratar a Heidegger, el filósofo que más me interesaba en este curso pues era el que yo nunca había abordado en absoluto.
Y resultó que las aproximaciones que dio Feinmann sobre Heidegger y su obra cumbre "El ser y el tiempo" en algo se relacionaban con las inquietudes del posteo anterior y el comentario que "Dossier" realizó allí. Y la clase me resultó particularmente esclarecedora.
Heidegger usa el término Dasein que a veces se traduce como existencia, pero no se refiere a cualquier tipo de existencia en general sino al hombre en particular. El ser humano como único ente que se pregunta por su ser. Por el sentido del Ser.
Lo propio de esta existencia (el hombre) no es lo que ya es, sino su PODER SER.
El hombre es ser en tanto proyecto. Vive en estado de posibilidad. Está "arrojado" a sus posibilidades.
Desde Heidegger el concepto de "tiempo" se reformula. Como dice Ferrater Mora: "Es la temporalización del ser del hombre como preocupado por su propia posibilidad de ser."
Al hombre le es consustancial el tiempo. Tiene una apertura temporal en ese arrojo a sus "posibles" que están en su futuro.
Lo cierto es que, entre todos sus posibles hay uno, EL posible: la muerte. Y es según la actitud frente a ella que Heidegger distingue entre el existente auténtico (el que asume sus conductas de cara a la muerte en el sentido de que ésta le da densidad a los actos del hombre) y un existente impropio o inauténtico que ante la perspectiva del final ineluctable, se aturde con habladurías, "escribidurías... (yo agregaría "consumo", "desenfreno" y otras tantas actividades que logran ponerlo fuera de sí, para no recordar lo que le espera: la posibilidad de todas sus posibilidades, el final).
Hasta aquí lo que pude deglutir de Heidegger...
Ahora pensando desde esta clase del curso, en retrospectiva, sobre la patología de la que hablé y que reconozco en este momento particular de mi vida, pensando en los comentarios hechos al posteo "Homo viator", etc., sólo me surgieron preguntas y ninguna certidumbre.
No querer decidirse, huir a cualquier cierre de opciones y buscar siempre estar abierto a las muchas posibilidades que presenta la vida... ¿es anormal? Probablemente sea una postura inmadura. Reconozco mi inmadurez a pesar de los 28 años que acusa mi documento. Probablemente mañana quiera optar, y me sienta feliz en la opción aún dejando otras posibilidades atrás.
Hoy, y ya que aprendí gracias a Herr Heidegger, que los humanos somos "seres para la muerte", prefiero aprovechar y vivir el resto de las posibilidades antes que llegue LA posibilidad.
Y aunque no pueda vivirlas a todas (cosa por otra parte, imposible), me satisface de igual manera saber que las posibilidades están ahí. Aunque no pueda tocarlas. Pero están ahí, como posibles de un futuro sobre el que estoy ansiosa por arrojarme.
Seguramente esto podrá cambiar con el tiempo. Pero la llegada de ese momento también es -todavía- apenas una "posibilidad en el futuro".
Imagen: Le Soleil, de Max Ernst

2 Comments:

At marzo 03, 2006 7:54 p. m., Anonymous Anónimo said...

Claudina, tu interesante post revela dos cuestiones para reflexionar:

La primera, tácita y de fondo, es de que modo podemos aprovechar las posibilidades que tenemos para vivir una vida plena.

En la realidad, los seres humanos nos comportamos como la ameba de Cortázar. En la medida que avanzamos como ella, descubrimos más posibilidades. Pero para ello sabemos que debemos sacrificar recursos y renunciar a otras posibilidades. Al hacerlo esperamos que el resultado retribuya o al menos compense lo sacrificado.

Ahora bien, nuestro comportamiento estará determinado por el entorno y el grado de confianza que éste inspire. Mayor profundidad y ramificación de los seudópodos sugiere más especialización y dependecia recíproca con el entorno. Mayor flexibilidad y velocidad de movimiento sugiere mayor adaptabilidad y menor dependencia a los cambios del entorno.

Sin importar el método, se entenderá entonces que una vida plena se alcanza cuando el resultado de nuestro "PODER SER" alcanza el "SER" según nuestras expectativas. Centrarse en el "PODER SER" es interesante pero nos priva de revaluar sobre hechos nuestras decisiones y acciones. Considero que ambos conceptos se complementan y dinamizan el proceso de aprendizaje.

La segunda cuestión versa sobre la actitud del ser humano frente a la muerte. Si ésta no es suficiente para alcanzar el "existente auténtico", entonces cual es su sentido?

Opino que lo interesante de la muerte no es que determine la autenticidad de la existencia, sino que evite la autosuficiencia de la existencia. En algún punto de la vida de un ser humano, la muerte quiebra su sentido individual para encontrar un sentido trascendente en los demás. Con la primera bocanada de aire, le apostamos a la propia vida, con el último aliento, nos jugamos por los demás.

Por último, felicito a Claudina por este blog, escrito con tanta originalidad y honestidad. Espero que el sacrificio que éste haya causado recompense a su autora tanto como ya lo ha hecho a sus lectores.

2Sier

 
At marzo 04, 2006 9:44 p. m., Blogger Claudina said...

Gracias por tu comentario, 2Sier.
Tu exposición es impecable, a lo cual sólo puedo responder que coincido con lo que planteás: que PODER SER y SER son conceptos complementarios y generadores de riqueza si sabemos ponderarlos.
Agradezco también tu comentario final. Es muy reconfortante poder expresar los pensamientos propios y contar con un espacio para hacerlo, pero más reconfortante todavía es poder compartirlos. Gracias!
Un cordial saludo,
Claudina

 

Publicar un comentario

<< Home