11 febrero 2006

Tratado de la Desesperación


"Mi vida ha sido llevada hasta el extremo; me asquea la existencia, es insípida, sin sal ni sentido. Aunque me sintiera más hambriento que Pierrot, no estaría dispuesto a engullir la explicación que los hombres ofrecen. Uno clava el dedo en la tierra para percibir en qué país está, pero hunde el dedo en la existencia- y no huele a nada. ¿Dónde estoy? ¿Qué quiere decir mundo? ¿Qué significa esta palabra? ¿Quién me ha introducido en todo esto y me ha dejado abandonado aquí? ¿Quién soy yo? ¿Cómo he venido al mundo? ¿Por qué no fui preguntado, por qué no se me hizo conocer las costumbres y convencionalismos, sino que se me situó en la fila como si hubiese sido comprado por un comerciante de almas? ¿Cómo me he visto interesado en esta gran empresa que se llama realidad? ¿Por qué he de estar interesado?"

Kierkegaard habla de la desesperación como enfermedad existencial...
Yo soy, como mínimo, un ser dual... alternativamente desesperada y esperanzada...
¿Cuándo arremete lo primero: la desesperación, la náusea, el temor y el temblor?
¿Y la nostalgia? ¿Y la pregunta por el sentido?
(Trataré de no referirme a otra cosa que mi particularidad, mi caso, que es lo que al menos conozco "alguito", pa' no herir susceptibilidades en la otredad).
Va la lista:
Cuando se advierte la mercantilización absoluta de todo, se comprueba la súper-híper(in)comunicación que hace de los hombres islas (aún con la correspondiente antena de celular y todo), la "banalización" de lo importante, la indiferencia y hostilidad casi general de la gente en la calle, el "me cago en todo, especialmente en el otro". Cuando se siente añoranza, nostalgia por un mundo que en rigor, por lo que se ve, nunca existió, pero que se identifica con ese mundo de la niñez (donde todo parecía más limpio, con más árboles, con más posibilidades, donde todavía no me había dado cuenta de la "suciedad de la sociedad"...)
La nostalgia ante los edificios abandonados. Los pensamientos grises o azules viendo a ciertos viejos de la calle... esos viejos que alguna vez fueron niños a los que -quizá- alguien quiso y cuidó, y ahora andan vagando por ahí... La pesadumbre de comprobar que detrás de cada ideología hay un cheque al portador... la desilusión ante algunas actitudes... la absoluta y extrema soledad-en-el-mundo...
... Entre otras cosas...
Claro que por suerte, el mundo es lo suficientemente variado como para llegar con cierta desazón a casa, abrir la persiana y comprobar, que aunque no es la época, las azaleas del balcón han florecido...
Como reza el dicho: una de cal...
(En la imagen: detalle de Madonna, de Edvard Munch)

2 Comments:

At febrero 16, 2006 10:07 a. m., Anonymous Anónimo said...

Es tan preciso lo que decis que lo único que puedo agregar es "...y otra de arena" al final. Pero por hábito se que un día nos sentimos enlodados en un pozo y otro resurgimos como el ave fenix (como tu experiencia homeopática extrasensorial). Lo que nos deberíamos preguntar es porque la balanza de 365 días tiende a inclinarse más para un lado, y no precisamente a aquél donde todo nos sonríe.-

 
At febrero 16, 2006 10:33 a. m., Blogger Claudina said...

De lo que siempre tuve dudas es si la de arena es la buena y la de cal es la mala o viceversa... y la duda viene porque nunca ví maldad en ninguno de los dos materiales!! jaja En cuanto a los vaivenes del ánimo... en fin... larga experiencia en eso... y en cuanto a mis experiencias homeopáticas extrasensoriales (ya van 4 morrocotudas!!) estoy ahí, expectante... sí me causan extrañeza pero más tirando a positiva que negativa... igual no quiero abundar mucho en el tema... no quiero que el blog vire al esoterismo!!!
SURSUM CORDA, Sol!!! Arriba los corazones!!!

 

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