26 febrero 2006

Homo viator: sobre la necesidad de seguir en camino


Allá por el ’95 yo estaba en mi primer año de Universidad con 17 para 18 años y muchas expectativas.
Una de las clases que más disfrutaba era la de Filosofía con uno de los mejores profesores que tuve en ésa, mi primera carrera: Santiago Gigena.
Llegando al final del año, se abordaron temas de antropología filosófica… entre ellos la FELICIDAD, que según decía Gigena, no se alcanza aquí pues el ser humano es Homo Viator, es decir, un ser que está siempre “en camino de” algo pero al que el destino, la llegada, se le muestran esquivos. Y aquí cada cual tendrá su visión sobre qué representaría “llegar”, según el caso.
En lo que a mí respecta, hace tiempo vengo experimentando un gusto (¿patológico? ¿anómalo?) por el camino en sí mismo, más que por cualquier logro o frustración netos y finales. Una necesidad de seguir creciendo, experimentando, de ensayar, probar, escarmentar, padecer, seguir otra vez, examinar, percibir, tantear, y seguir siguiendo…
A veces me surge la fantasía de extrapolar el genial argumento de “El retrato de Dorian Gray”, objeto que envejece, decae y se envilece en un desván mientras su modelo real vive y prueba –en muchos modos- la vida.
Pues bien, concretamente la fantasía sería contar con un retrato o doble mágico de mí misma para abandonar en alguna buharda, y que sea él quien cargue con los “logros” y las opciones cerradas a fin de que yo pueda seguir avanzando, retrocediendo, caminando derecho o zigzagueante, tomando nuevas opciones…
Ni siquiera es una idea original… Muchos artistas la expresaron. Hay una canción de Lito Nebbia, “Sólo se trata de vivir”
(
completa aquí):
Dicen que viajando se fortalece el corazón (…)
así podrá descansar mi pena hasta la próxima vez.
Seguro que al rato estaré volando,
inventando otra esperanza para volver a vivir.
Creo que nadie puede dar una respuesta
ni decir qué puerta hay que tocar.
Creo que a pesar de tanta melancolía,
tanta pena y tanta herida, sólo se trata de vivir.
Y la de Fito Páez, que canta Baglietto: “Tratando de crecer” (
completa aquí) que le hace honores a Serrat en su “Cada loco con su tema” (aquí)
Como decia un catalán, voy tratando de crecer y no de sentar cabeza…
Ni qué hablar del genial Capítulo 84 de Rayuela, donde Cortázar expresa todas “hestas hinquietudes del hespíritu”…
"(...) Una misma situación y dos versiones... Me quedo pensando en todas las hojas que no veré yo, el juntador de hojas secas, en tanta cosa que habrá en el aire y que no ven estos ojos, pobres murciélagos de novelas y cines y flores disecadas. Por todos lados habrá lámparas, habrá hojas que no veré"(...)
“(…) Imagino al hombre como una ameba que tira seudópodos para alcanzar y envolver su alimento. Hay seudópodos largos y cortos, movimientos, rodeos. Un día eso se fija (lo que llama la madurez, el hombre hecho y derecho). Por un lado alcanza lejos, por otro no ve una lámpara a dos pasos. Y ya no hay nada que hacer, como dicen los reos, uno es favorito de esto o de aquello. En esa forma el tipo va viviendo bastante convencido de que no se le escapa nada interesante, hasta que un instantáneo corrimiento a un costado le muestra por un segundo, sin por desgracia darle tiempo a saber qué,
le muestra su parcelado ser, sus seudópodos irregulares,
la sospecha de que más allá, donde ahora ve el aire limpio,
o en esta indecisión, en la encrucijada de la opción,
yo mismo, en el resto de la realidad que ignoro
me estoy esperando inútilmente.
A la ameba a uso nostro lo desconocido se le acerca por todas partes. Puedo saber mucho o vivir mucho en un sentido dado, pero entonces lo otro se arrima por el lado de mis carencias y me rasca la cabeza con su uña fría. Lo malo es que me rasca cuando no me pica, y a la hora de la comezón - cuando quisiera conocer -, todo lo que me rodea está tan plantado, tan ubicado, tan completo y macizo y etiquetado, que llego a creer que soñaba, que estoy bien así, que me defiendo bastante y que no debo dejarme llevar por la imaginación.”

Cada vez que leo este capítulo, pienso que Cortázar tiene razón. El camino está lleno de preguntas sin respuesta, y a lo más que podemos aspirar es a conseguir aproximaciones… pero sin embargo ¡cómo nos excita la búsqueda en sí misma! Y así se va viviendo con intranquilidades e impaciencias pero también con ardores y entusiasmos. Un día arriba, un día abajo. Unos días en sopor o “coma espiritual”, otros días con gran conciencia y sensibilidad además de todas las funciones circulatorias y respiratorias en perfecto estado.

8 Comments:

At febrero 26, 2006 11:12 p. m., Blogger Fernando said...

Clau, me gustó mucho lo que escribiste. Y, leyendo, me di cuenta de que también estoy comenzado a percibir mi vida de esa manera.

Te quería agradecer (tarde pero al fin) tus comentarios a mi post del anterior sábado. Un placer leer ese capítulo de Rayuela, obra que espero comenzar a leer dentro de muy poco.

Un beso grande-- Fer

 
At febrero 27, 2006 12:10 p. m., Blogger Claudina said...

Gracias Fer por tu comentario!
Como se ve que sos muy lector, aprovecho a hacerte otra recomendación de Cortázar, para después de Rayuela, es "El libro de Manuel" novela muy hermosa y que figura entre mis libros preferidos.
Un abrazo,
Claudina

 
At febrero 27, 2006 5:47 p. m., Anonymous Anónimo said...

Impecable tu post. De todas formas creo que son pocas las personas que "disfrutan del camino" por ansiar el resultado que nunca llega o que, logrado, lo apartan por no cubrir las expectativas que se tenían respecto de él. Pero creo que es como Claudina describe perfectamente: un día amanece soleado, pese a una sensación térmica de 5 grados bajo cero y una nevada cegadora; y otros días amanece gris y tormentoso pese a que el pronóstico augura un excelente día de playa.

 
At febrero 28, 2006 7:32 p. m., Anonymous Anónimo said...

"Rayuela" fue publicada en 1963, doce años antes que "Contra el Método" de Feyerabend. Que ambas obras coincidan en el valor que tiene la alterabilidad de nuestros modelos de conocimiento, no debería sorprendernos bajo la luz de sus propias conclusiones.

Al final, se repite el drama del ser humano, enfrentándose una y otra vez, solo y con lo que puede, a la vastedad del universo. Comparto con la autora el enorme vaivén emocional que esto produce. No hay temor más grande que el que otorga la extrema libertad. No hay mayor gratificación que el asombro del descubrimiento personal.

Vivir así, con total alterabilidad, es vivir bajo un sentido de existencia totalmente indefinido, sin principio ni fin. Es renegar de nuestra condición de ameba para pasar a ser agua. Es permitir que la quintaesencia del intelecto humano deje de ser humano.

Atrayente, pero también estresante.

2Sier

 
At marzo 03, 2006 11:31 a. m., Blogger Claudina said...

2Sier,
Gracias por tu comentario.
Aclaro un poco más la sensación frente a este tema y la avidez de opciones para el futuro en el post último.
Pero entiendo tu punto... las opciones en el futuro en algún momento deberán convertirse en PROYECTOS, de lo contrario, la vida en el caos de opciones no es en absoluto lo deseable. En eso coincido con lo que comentás.
Saludos y gracias por tu comentario!
Claudina

 
At septiembre 15, 2007 2:33 a. m., Anonymous Anónimo said...

epa.. excelente.

 
At diciembre 12, 2007 11:47 p. m., Anonymous Anónimo said...

jajajajaja santiago gigena fue tu mejor profesor?? Clase magistral?? no puedo creer que haya una persona que le haya caído bien gigena, en los dos años que lo tuve, solo escuche criticas, y viví su soberbia, su verdad absoluta, el no poder tener una opinión distinta en temas que son muy discutibles, y su fanatismo por la religión, hacen de una persona muy dificil de tratar

 
At diciembre 13, 2007 9:30 a. m., Blogger Claudina said...

Nicolás...
solo 2 cosas:
1) En estos años de ser "viator" y por rumiar demasiado ciertos pensamientos (entre ellos el no sentido de la vida) me alejé de cuestiones religiosas cayendo en un nihilismo que por momentos se me hace pesado y por momentos me hace sentir, paradójicamente, más fuerte. La cuestión es que, aún con mi agnosticismo de por medio, Gigena sigue pareciéndome un buen profesor. Quizá no me ha tocado aguantarle desplantes o ideas planteadas demasiado radicalmente. Quizá porque fue mi introducción al mundo de ciertos filósofos incluso los ateos como Sartre... A los otros (Heidegger, Marx, Nietzsche los había explorado por mi cuenta y seguí con ellos...)
El segundo tema es preguntarte dónde te lo "fumaste" vos a Gigena vos: ¿en la Universidad Católica o en el Salvador? Si fue en alguno de los 2 claustros te debe haber resultado difícil la carrera... ¿no? jaja

 

Publicar un comentario

<< Home