05 marzo 2006

Los Cafés


Hoy me dio por escribir sobre los cafés...
Representan, entre la variedad de espacios que ofrece el mundo, una de las opciones donde más disfruto pasar mi tiempo. Como todos, soy animal de costumbres. Como algunos de esos "todos", soy animal de café.
Quizá la mejor definición sobre la atracción que ejercen los cafés sobre determinadas personas la dio Cortázar (otra vez Cortázar al rescate de mi pauperismo de palabras) cuando, en Rayuela, dice que los cafés "son el territorio neutral para los apátridas del alma, el centro inmóvil de la rueda desde donde uno puede alcanzarse a sí mismo en plena carrera, verse entrar y salir como un maníaco, envuelto en mujeres o pagarés o tesis epistemológicas, y mientras revuelve el café en la tacita que va de boca en boca por el filo de los días, puede desapegadamente intentar la revisión y el balance, igualmente alejado del yo que entró hace una hora en el café y del yo que saldrá dentro de otra hora. Autotestigo y autojuez, autobiógrafo irónico entre dos cigarrillos. - (Rayuela, Cap. 132)
Entre los tradicionales, los que realmente tienen "duende", están el Tortoni, el London City y La Embajada del Café sobre la hermosa Avenida de Mayo; el Richmond sobre Florida, El Gato Negro (sobre Avenida Corrientes con su aroma de cafés y de especias raras ubicadas en anaqueles eternos) y el Bar Dorrego con sus maníes, aunque para mí perdió algo de encanto por volverse -él mismo o el sitio donde está emplazado- demasiado for export. En ese sentido es más auténtico el Bar Británico en la esquina de Brasil y Defensa, que ya se sale un poquitín del circuito más transitado. Hay que ir con amor, o como mínimo con tolerancia, hacia la vetustez... Hace algo más de un año fuimos con un grupo de estudio de la universidad a discurrir sobre un trabajo que debíamos presentar y el lugar estaba bastante sucio... con manteles manchados y algo descuidado. Pero haciendo los remilgos a un lado, no dejó de ser mágico. Además la escena transcurrió en una de esas estaciones del año en las que el sol se presenta como un regalo... no sé si era un sábado o domingo muy soleado de otoño o de la primera primavera, cuando el sol se muestra generoso con los bichos que caminamos por la superficie de la tierra y se ofrece a calentarnos un poco. De modo que el Parque Lezama estaba iluminadísimo, lleno de gente y de puestos de venta de casi cualquier cosa que uno pudiera imaginarse. Y entonces, la oscuridad del Británico se hacía llevadera por la promesa de afuera, una vez que nos pusiésemos de acuerdo los del grupo de estudio, claro.
Este es mi pequeño homenaje a los cafés de Buenos Aires y de cualquier ciudad, refugio de tantas cosas, entre otras, de ese desamparo que nos inunda a veces...
Haciendo click en el vínculo del Bar Británico resaltado en el texto, podrán leer una hermosa nota de Página/12 sobre el Parque Lezama y el Bar.
Para ver más "notables": Hipopótamo Bar, según la guía de restaurantes y bares "Óleo".
Otra buena guía para llevar a cabo el plan de ir conociendo la mayor cantidad posible de cafés y bares tradicionales de Buenos Aires, es la del sitio de turismo del Gobierno de la Ciudad.
Las fotografías -luego puestas a modo de collage o montaje para lo cual no tengo habilidad alguna- son de la página del Gob. de la Ciudad, citada arriba.

5 Comments:

At marzo 07, 2006 11:08 a. m., Blogger Fernando said...

Con tus palabras me llevaste e hiciste re-sentir un lugar mítico de mi infancia. Gracias, Clau.

Besos. Fer-.

 
At marzo 08, 2006 9:09 a. m., Blogger Claudina said...

Fer, muchas gracias por tu comentario. Me alegra que el texto te haya llevado a revivir buenos recuerdos.
Un abrazo,
Claudina

 
At marzo 09, 2006 10:53 a. m., Anonymous Anónimo said...

Haciendo mérito a tu post...vamos hoy a Tortoniar???

 
At marzo 10, 2006 2:34 p. m., Blogger Claudina said...

Y la verdad es, Sol, que ayer "tortoniamos" de lo lindo... el jugo de naranja y la croissant con jamón y queso más caras de mi vida!!! jeje
Pero el lugar valió la pena, y nuestra charla de casi 3 hs también!!
Igual nada supera en precio a una pizza con horrible gaseosa de guaraná que comimos en la Pousada de Búzios una noche, con Moira y Dolores... Rs. 35!!!! Era de oro la pizza!! Pero in-co-mi-ble

 
At marzo 16, 2006 11:04 a. m., Anonymous Anónimo said...

Ayer lei en el diario que el propietario del local de cafe El Britanico no le renovará el alquiler a los prehistóricos dueños del fondo de comercio porque desea "aggionarlo". No lo convertirá en un cyber pero lo restaurará a nuevo. No creo que el espiritud de ese bar sobreviva a dicha remodelación.

 

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