18 octubre 2006

Dylan


Sí, soy un ladrón de pensamientos,
un ladrón de almas no, se los juro;
he construido y reconstruido
sobre lo que está esperando
porque la arena de las playas
esculpe muchos castillos
sobre lo que ya estuvo abierto
antes de mi llegada
una palabra, una musiquilla, una historia, una línea,
llaves en el viento para que mi mente huya
y proporcionar a mis cerrados pensamientos una
[corriente de aire fresco,
no es lo mío, sentarme y meditar
perdiendo el tiempo preguntándome
pensando pensamientos que nunca han sido
[pensados,
pensando sueños que nunca han sido soñados,
nuevas palabras que se armonizarían rimando...;
nuevas palabras que se armonizarían rimando...,
me importan un pito las reglas nuevas
puesto que aún no han sido fabricadas;
grito lo que suena en mi cabeza
sabiendo que yo y los de mi especie somos
lo que haremos con esas reglas...;
si la gente de mañana
tiene la verdadera necesidad de las reglas de hoy,
fiscales del tribunal supremo, únanse,
el mundo no es más que un tribunal,
sí,
pero yo conozco a los acusados mejor que ustedes
y mientras ustedes se dedican a juzgarlos,
nosotros nos dedicamos a silbar,
limpiamos la audiencia,
barriendo, barriendo,
escuchando, escuchando,
guiñándonos el ojo,
cuidado,
cuidado,
pronto les tocará a ustedes.

BOB DYLAN: Escritos y dibujos.


Esto es citado por Gilles Deleuze en su libro "Diálogos" con Claire Parnet.
Y lo que escribe Deleuze a continuación tampoco tiene desperdicio:
"Arrogancia y prodigio, modestia también de este poema de Bob Dylan. Lo dice todo. (...)
Ni método, ni reglas, ni recetas, tan sólo una larga preparación. (...) Tener un saco en el que meto todo lo que encuentro, pero a condición de que también me metan a mí en el saco. En lugar de resolver, reconocer y juzgar, hallar, encontrar, robar. Reconocer es lo contrario del encuentro. Juzgar es oficio de muchos, y no es un buen oficio; no obstante es el uso que muchos hacen de la escritura. Antes ser barrendero que juez. Cuanto más se ha confundido uno en la vida, más lecciones da; nadie mejor que un estalinista para dar lecciones de no-estalinismo y enunciar nuevas reglas. Hay toda una raza de jueces. La historia del pensamiento se confunde con la de un tribunal, pretende ser un tribunal de la Razón pura, o de la Fe pura... Por eso las personas se atreven a hablar con tanta facilidad en nombre y en lugar de los demás, por eso les gustan tanto las preguntas y saben plantearlas y responderlas tan bien.
También hay quienes reclaman ser juzgados aunque sólo sea para que se les reconozca culpables. En la justicia se invoca una conformidad, aunque sea a reglas inventadas, a una trascendencia que se pretende desvelar, a unos sentimientos que los empujan. La justicia, la justeza, son muy malas ideas. Hay que oponerles la fórmula de Godard: no una imagen justa, justo una imagen. Da igual en filosofía que en una película o en una canción: no ideas justas, justo ideas.

Y aquí me viene "justo" una frase que Susana me mandó el otro día, a propósito de este director de orquesta finlandes, Esa-Pekka Salonen (traduzco más abajo):
"I believe we are seeing the light at the end of the tunnel. We can find new power in the physical dimension... I am no longer interested in distance. I want to be near things and in the middle of things, not outside,"
"Life is too short to be wasted entirely on theoretical deliberation. Self-expression is of growing importance to me. I am increasingly interested in the musical elements that produce reactions in listeners: the factors that stir the feelings of listeners, make them laugh and make them cry."
“Creo que estamos viendo la luz al final del túnel. Podemos encontrar un nuevo poder en la dimensión física… Ya no estoy interesado en la distancia. Quiero estar cerca de las cosas y en medio de las cosas, no afuera."
"La vida es demasiado corta como para desperdiciarla únicamente en deliberaciones teóricas. La auto-expresión adquiere creciente importancia para mí. Estoy cada vez más interesado en los elementos musicales que producen reacciones en los oyentes: los factores que movilizan sus sentimientos, que los hacen reír y los hacen llorar.”

Él habla sobre su métier, pero no deja de estar vinculado con lo que exponen Dylan y Deleuze a su modo.
Díganme ahora quién de nosotros, en medio de la superabundancia de información y teorías, en medio del ahogo de ofertas y la apabullante ola de consumo de cosas, ideas y personas, no ha querido retirarse, al menos por un rato... casi jugando, a la simplicidad, a la sencillez. A un ámbito en donde todo esto (cosas, ideas y personas) sean más claros, más diáfanos, menos amenazantes, menos hostiles.

La imagen la tomé cuando cursaba Fotografía, allá por el '95. Se trata del hermoso Puente Viejo de San Antonio de Areco.